Reimaginar un himno como Bohemian Rhapsody ya es un reto en sí, pero hacerlo desde la fibra del folk rock y con un dulcimer de tres cuerdas como protagonista… eso ya es otro nivel de genialidad. Sam Edelston le da nueva vida al clásico de Queen con una interpretación que es tan inesperada como impresionante.
No hay voces, ni guitarras estridentes, ni la pared de overdubs que hizo famosa a la versión original. En su lugar, una combinación explosiva entre un dulcimer feroz, bajo pulsante, y batería con alma. El resultado es una versión instrumental poderosa, limpia y al mismo tiempo emocionalmente cargada.
Sam no solo homenajea a Freddie Mercury y compañía, sino que reivindica al dulcimer como un instrumento con actitud. Cada frase icónica del tema está ahí, traducida con precisión y pasión a este formato instrumental insólito. Es como escuchar algo familiar por primera vez.
Si pensabas que no se podía reinventar acertadamente Bohemian Rhapsody, esta versión te va a hacer cambiar de idea.






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