Entre sintetizadores nostálgicos y ecos emocionales, Nothing Can Hurt Me (Euro Mix) se desliza como un susurro desde otra dimensión. Es dream pop envuelto en humo de memoria, en capas suaves que esconden grietas. La voz, melancólica, casi etérea, nos hace navegar por un paisaje en donde la negación se vuelve abrigo y la tristeza, compañía íntima.

La producción se siente retro sin ser predecible; es un track ochentero, con armonías espectrales y un pulso lento pero certero que evoca noches largas en soledad consciente. Hay una belleza en cómo se rompe el personaje lírico, derramando verdades a cuentagotas con una ternura devastadora… “He spilled his guts again… trying to pretend.” Es negación convertida en un mantra, en un loop mental y sonoro.

Jake Nicoll, John Moran y Kelly McMichael logran algo raro, hacer que el duelo suene delicado, como si se pudiera bailar mientras uno se deshace por dentro. Y cuando aparece la frase “nothing can hurt me,” no se siente como defensa, sino como plegaria.
Es oscura, frágil y perfectamente ensamblada. Es un track para flotar, y sentir.

Deja un comentario

Tendencias