SLIR es como una carcajada amarga en medio de un derrumbe emocional, es pesada, honesta, y con esa vibra grunge que huele a amplificador quemado y decisiones cuestionables. La canción arranca como balada, pero no tarda en sacar los colmillos. Porque sí, se trata de enamorarse de la persona equivocada, morder más de lo que puedes tragar… y pagarlo con riffs y rabia.

Las guitarras suenan cargadas de lodo emocional, el bajo retumba como conciencia culpable y la voz navega entre la resignación sarcástica y la furia contenida. Hay algo muy relatable en esa mezcla de autocrítica y humor oscuro que atraviesa la letra, como decir “sí, lo arruiné… pero al menos suena chido”.

Es grunge bien hecho, con melodía áspera, ritmo denso y un corazón roto que no se victimiza, sino que te lo escupe con estilo. Para gritarla en la regadera o en un coche a toda velocidad, pensando en esa persona que ojalá hubieras nunca conocido…

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