¡Un himno metalero sobre el lugar de origen!

Unas notas tranquilas de la guitarra son la introducción perfecta para una canción que nos habla de ese lugar que, con sus defectos, podemos llamar nuestra casa, o ese hogar en el que nacimos y crecimos. Pero no te quedes con la idea de que la melodía se queda en una tonada tranquila, a los pocos segundos se unen el resto de los instrumentos para dotar a este tema de una energía digna del metal de los 70s y 80s.

La guitarra tiene ese sonido reverberante y envolvente que da vida a esta canción, incluso logra incluir un riff con un sonido más grave. La batería es la que logra hacernos mover la cabeza de principio a fin con cada golpe. Pero sin duda, es la voz de su intérprete la que da toda la energía y fuerza a la canción, pues él también posee este tono grave que puede transformar en notas agudas cuando se lo propone y la historia lo requiere, incluso su voz se apodera de la pista principal casi al final de la canción, al cual llegamos con un riff que se desvanece sin prisa.

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