Una canción, o más bien, una combustión lenta que nos envuelve antes de estallar. Debekup le da forma a una tormenta emocional que se mueve entre lo que se contiene y lo que termina por romperse. Es melancólica, pero también una catarsis, es un espacio en donde lo que nos pesa por fin encuentra salida.

Con una atmósfera cargada de texturas, guitarras que se expanden como pensamientos en espiral y una voz que suena en bajito directo a nuestro oído, la canción se desliza suave hasta que algo cede. Ese –punto de quiebre– llega como un desahogo inevitable.

Es música para el momento en el que no sabes si llorar o simplemente dejarte ir. Sin duda queda bien para cuando estás caminando solo con tus pensamientos, o simplemente acostado con la mirada perdida en el techo esperando a que todo dentro de ti se acomode. Es la clase de canción que tiene fracturas, pero en lugar de lastimarte, esos huecos son los que te permiten salir.

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