Esta canción nos demuestra lo que pasa cuando todo lo que tocas no es oro.
En Midas, Leo XIV transforma una epifanía en el asiento trasero de un Uber en un himno alt pop elegante, oscuro y magnético. La canción vibra en una frecuencia muy suya; es introspectiva, seductora y emocionalmente ambigua. Con synths suaves, líneas vocales flotantes y una letra que navega entre la espiritualidad y la avaricia emocional, todo con una producción que brilla, pero no grita.

Es un track que camina la delgada línea entre deseo y desgaste. “Gold’s the only thing that’s worth my time” no suena como un capricho, sino como una sentencia. Y ese outro entre ácido y resignado remata la idea de que, por más que lo intentemos, a veces no somos oro… apenas plata… y esso es lo que hace que duela.

Esta canción no necesita alzar la voz para impactar. Lo suyo es el susurro afilado, el hook que nace en la madrugada, y ese mood de soñar despierto con lo que casi fue. Y sí, dan ganas de bailar, pero con los ojos cerrados.

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