Con un arranque que te agarra de la camiseta y un coro que podrías seguir con los ojos cerrados, esta nueva rola de power pop rock entra directo al sistema nervioso. Tiene esa mezcla irresistible de guitarras con brillo, una batería que no se anda con rodeos y una voz al frente que suena como si llevara toda la vida en esto.

Aquí todo está en su lugar, pero sin sonar predecible; aquí los riffs tienen gancho, los estribillos levantan vuelo, y la energía nunca baja. Es ese tipo de canción que podrías encontrar en la mejor parte de una peli coming of age, cuando el protagonista por fin decide mandar todo lejos y vivir a su manera.

Hay melodía, pero también actitud. Es un pop con colmillos, rock con corazón. Y aunque todo suena pulido, se siente humano, con esa calidez noventera que te hace sonreír sin saber por qué. En un poco más de tres minutos, esta canción te levanta, te sacude y te deja tarareando. ¿Pop? ¿Rock? ¿Power? Llámalo como quieras, pero súbele.

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