Directo desde el oeste de Australia llega esta joyita punk que no se anda con rodeos, porque entra, grita, explota y se va, pero te deja con el corazón acelerado y la sonrisa puesta. Esta colaboración es todo lo que debe ser una rola punk, rápida, ruidosa, sin filtros, y sobre todo, divertida.

Desde el primer acorde, la energía es desbordante. Las guitarras rugen como si se fueran a desarmar, la batería golpea sin piedad y la voz se lanza al vacío con furia y desparpajo. Pero lo mejor llega al final, hay un breakdown crudo, sucio y glorioso que te dan ganas de patear sillas o lanzarte al moshpit más cercano.

Aquí no hay pretensiones ni discursos complicados, solo punk hecho con ganas y colmillo. Es perfecto para subir el volumen, despeinarte, y/o recordarte por qué el caos a veces es justo lo que se necesita.
Esta es pura catarsis con acento aussie. Si no te prende esto, chécate el pulso.

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