Sweet Gabrielle suena como si el grunge hubiera escrito una carta de despedida… y luego la hubiera prendido fuego. Desde la primera nota, esta balada rota se construye con una intensidad lenta pero implacable, marcada por riffs densos, una batería que arrastra como lodo emocional y una voz que rasga por dentro. Es puro hard rock noventero, vulnerable, rabioso y sin filtros.

La letra es un grito a media noche, un “no puedo seguir” envuelto en distorsión y culpa. Hay ecos de Audioslave, pero también de todos esos himnos noventeros que hacían del dolor algo casi poético. El coro, “forever you stay on my mind / forever a thorn in my heart” es tan dramático como efectivo, y se queda dando vueltas en la cabeza mucho después de que el último acorde se apaga.

Christian J. logra capturar ese momento exacto en donde el amor se vuelve espina, y lo transforma en un track que duele rico. Si has amado mal y extrañado aún peor, esta rola te va a encontrar.

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